viernes, 7 de enero de 2011

Una piedra, una hoja, una puerta ignota


Suena el despertador, sacándote de ese sueño profundo en el que todo es posible.
Abres lentamente los ojos y miras alrededor. Otro día más, piensas...Te levantas, te aseas,desayunas... toca volver a la rutina diaria...
Llamas al ascensor y te diriges luego a la parada de autobús que te llevará a la biblioteca...De pronto alguien te da un golpecito amistoso en la espalda...Te giras y no reconoces a esa esa persona... hasta que te sonríe...
-¿No te acuerdas de mi? -dice la chica con una sonrisa picara. Y en un instante... recuerdas...
Recuerdas momentos pasados, risas, alegrias , travesuras...
Y le devuelves la sonrisa... Y ella se rie y te abraza...
-¡ Madre mía David...cuanto tiempo...!-dice, mirandote con ojos chispeantes.
Y tu interiormente piensas que habrás hecho para que sus ojos, despues de tanto tiempo, se le iluminen de esa manera al verte.

Así los dos os dirigis a la parada de autobús.
-¿Recuerdas aquella vez que...?.-Dice, os mirais y reis. Sobran las palabras, el tiempo no existe. Y piensas que Dios te sonrie desde algún lugar. 
¿Otro dia más?
No, Él hace nuevas todas las cosas...
El ayer pasó, el mañana aún no ha llegado...
En este momento, en este instante, eres feliz...Has reencontrado a una amiga del pasado...
Y el viento trae consigo la alegría de los angeles...

2 comentarios:

  1. Exacto! Él hace siempre todas las cosas nuevas, aunque no te encuentres con viejas amistades ni ocurra nada extraordinario en tu día a día.
    Las personas del mundo ven la vida siempre igual. Afortunadamente, los cristianos sabemos que no es así ;)

    P.D. Me ha gustado mucho el texto ;)

    ResponderEliminar
  2. Que bonito, me gustan las autobiografías, que le vamos a hacer ^^

    ResponderEliminar