martes, 10 de mayo de 2011

Juglar



Descendiste de lo alto de tu trono y te paraste en la puerta de mi cabaña.
Yo cantaba solitario en un rincón y mi melodía encantó tu oído. Bajaste de
tu altura y te detuviste a la entrada de mi cabaña.
Muchos son los maestros cantores de tu palacio en cuyos aires, a toda hora,
vuela la música.
Pero el himno ingenuo de este aprendiz ganó tu amor. Yo musitaba una delgada
cadencia melancólica y tu oído supo distinguirla entre la gran sinfonía del mundo.
Y, con una flor como recompensa, bajaste y te detuviste en la puerta de mi cabaña
a escuchar la cancioncilla silvestre.

domingo, 23 de enero de 2011

Pensamientos




Domingo... El viento silva golpendo suavemente el cristal de la ventana. El muchacho, medio adormecido aún y con una taza caliente de leche en la mano, observa el amanecer desde dentro del cuarto. No se ha aseado todavia, y el pelo forma un maraña graciosa de cabellos desparramados que ocultan parcialmente su frente.
El cielo, oscuro aún, va tomando ese tinte anaranjado que anuncia la llegada de un nuevo dia. El chico sonrie para si , mientras sus pensamientos se dirigen hacia ella...
En este momento estará durmiendo, acurrucada aún entre sus sabanas...
Bueno, él contemplara el amanecer por los dos...
Aún quedan muchas cosas que hacer , tantas cosas que vivir ...
El muchacho deja suavemente la taza en la mesa y suspira, sonriendo para si, sumido en sus cavilaciones...
Con estos pensamientos en la mente, el chico vuelve a levantar la vista...

Ya ha amanecido...

lunes, 17 de enero de 2011

Despedida




David miró a la joven, levantó una mano que se le antojaba muy pesada y rozó el rizo que una vez más le invadía la frente.Jenna rió algo avergonzada.

—Siempre se escapa. Es díscolo, como su dueña.

Jenna levantó la mano para devolverlo a su lugar, pero David le asió los dedos para impedírselo.

—Es hermoso —aseguró—. Negro como la noche y hermoso como la eternidad.

Se incorporó con un enorme esfuerzo, pues la fatiga tiraba de su cuerpo como una mano suave e insistente, y le besó el rizo. Jenna cerró los ojos y suspiró. David advirtió que temblaba bajo sus labios. La piel de su frente estaba muy fresca, y la curva oscura del rizo díscolo era suave como la seda.

—Quítate el griñón otra vez —pidió.

Jenna obedeció sin hablar. Por un instante, David se limitó a
contemplarla. Jenna le devolvió la mirada con expresión grave. El muchacho le acarició el cabello, sintiendo su peso sedoso, como la lluvia, pensó, como una lluvia pesada, luego apoyó las manos en sus hombros y la besó en ambas mejillas.

—¿Querrías besarme como un hombre besa a una mujer, David? —le rogó Jenna cuando se apartó—. ¿En la boca?

—Sí.

Y tal como había imaginado, la besó en los labios. Jenna le devolvió el beso con la torpe dulzura de quien nunca ha besado, salvo tal vez en sueños.
David se apartó lentamente y vio como ella sonreia, aún con los ojos cerrados. Y en ese instante supo que estaba loca y completamente enamorado.

-Jenna- Susurró el muchacho.- Quiero que me prometas una cosa...

Ella le dolvió la mirada, esa mirada de ojos verdes que el recordaria siempre.

-Lo que quieras.- Contestó la muchacha mientras acariciaba su mano.

-Si algo me ocurriera, quiero que cojas esto y se lo lleves a Carlos. -Dijo David mientras le entregaba un objeto redondo y frio al tacto.

Ella lo miró con los ojos llenos de sorpresa.

-¿Carlos? ¿El de la Fuente?

David sonrió sin querer. Por mucho tiempo que pasara, Jenna seria incapaz de pronunciar bien el nombre de su amigo.

-Ea...-Contestó.-Carlos, el de la Fuente...Él entendera...

-Pero yo quiero acompañarte en tu viaje, David hijo de Alain. -Murmuró Jenna acercándose a él.-Durante tanto tiempo como pueda o me lo permitas.

-Pero yo no puedo volver, Jenna...No puedo...

David se calló al ver que por el rostro de Jenna surcaba dos lagrimas que descendian suavemente.

-¿Por que lloras? -Le preguntó el muchacho mientras se acercaba a ella.

Jenna lo miró y susurró:

-Nunca me habían besado, y me ha hecho llorar... Y no quiero separme de ti...Nunca...

David recogió las dos lágrimas con la punta de sus dedos y besó la parte de su rostro por la que habian bajado. Ella se recostó junto a él y lo abrazó con fuerza.

-Ea...-Murmuró David devolviendole el abrazo.-Seguiremos juntos...Tanto como Dios lo permita...

Pero una sombra fugaz cruzó por sus ojos mientras decia esas palabras. El peligro se acercaba, y no estaba seguro de poder hacerle frente esta vez...

martes, 11 de enero de 2011

La Llamada


Hoy, mientras hacia limpieza en mi habitación, he encontrado algo inesperado. Un pequeño y arrugado diario, de esos que se regalan cuando uno cumple 6 años o toma la comunión, mientras los padres, sonrientes, le explican a uno las múltiples ventajas de tener un diario, y el niño piensa que bien que le podían haber regalado cualquier otra cosa.

Pues bien, en ese minúsculo libro he reencontrado a alguien muy querido a quien creia perdido: A un niño llamado David. Pero no era exactamente el chico de 22 años que escribe estas lineas, no..Aquel era un muchacho de unos 8 años, valiente, alegre y feliz. Ese muchacho es quien hoy me ha hablado directamente al oído a través de las palabras de un viejo libro y me ha hecho recordar cosas que había olvidado...

Hoy he vuelto a creer que puedo abrir la puerta de un armario y regresar a un sitio que creía perdido, un lugar que vislumbré una vez ... en un sueño...



Empezó como un sentimiento, que se convirtió en una esperanza y se transformó más tarde en un pensamiento tranquilo, cristalizándose al final en una Eterna Palabra

Y luego esa Palabra creció más y más fuerte, hasta que fue un grito de batalla
Volveré cuando me llames...No hay necesidad de decir adiós

Solamente porque todo está cambiando...
no significa que nunca fue de esta manera antes...
Todo lo que puedes hacer es tratar recordarme en el medio de la batalla

Escoge una estrella del oscuro horizonte y sigue La Luz
Volverás cuando esto termine...No hay necesidad de decir adiós

Ahora volvemos al comienzo...Es sólo un sentimiento y aún lo recuerdas
Pero sólo porque ellos no lo recuerden también, no significa que tengas que olvidarlo
Deja que tus recuerdos crezcan y crezcan más fuerte...Hasta que los tengas de nuevo ante tus ojos

Volverás cuando te llame...No hay necesidad de decir adiós
Volveré cuando me llames...No hay necesidad de decir adiós




domingo, 9 de enero de 2011

La Caja de Música


La noche estrellada iluminaba suavemente las sombras del inmenso salón. Dos siluetas se movían entre los jirones de luz que se colaban entre las inmensas cristaleras,bailando en el aire, realizando piruetas y lindas cabriolas. A su paso dejaban una preciosa estela luminosa de polvos mágicos. 
Eran dos pequeñas figuras las que se deslizaban ágilmente por la inmensidad del vacío. Una preciosa dama de pelo anaranjado como el fuego, largo y sedoso, que cubría dos maravillosos ojos enmarcados en un bello y afirmado rostro de blanca tez. La otra figura, un apuesto galán de tez morena y ojos grandes y oscuros.
Y allí estaban los dos, batiendo sus maravillosas alas, como mariposas al inicio de la temporada estival, deslizándose y sorteando los obstáculos de la sala majestuosa con gran facilidad.
Sus vestimentas eran muy elegantes. Ella llevaba un hermoso vestido blanco anacarado, largo, con encajes en la parte superior y unos delicados bordados en su costura. Él, una sencilla camisa de lino bajo un espléndido traje negro.
Una cautivadora música sonaba como fondo de su acrobático baile, una melodía triste por su dulzura, casi hipnótica… 

Danzaba la pareja de aquí para allá, posesos por la delicada sucesión de compases llenos de matices sugerentes y melódicos.
El salón, adornado de frágiles lámparas de araña de bohemia, brillaba con cegadores destellos luminosos y bañaba de luz todo el entorno. Las cortinas, de un acabado impresionante, se deslizaban a lo largo de toda la pared. 
Toda la estancia era una mezcla de colores de tonos suaves y acogedores, tonos blancos, rosados, amarillos, grises azulados, claros y agradables a la vista. 

Y allí estaban. Solos. Ejecutando una misteriosa danza llena de una belleza perdida. 
La magia brotaba por cada uno de los rincones del silencioso salón. Pero sólo bastó un instante para que toda aquella alegría se viera frustrada por un intenso y estruendoso golpe…

- ¡Alto criaturas inmundas! - Resonó una voz que retumbó en la sala de baile. 

Era la voz de su amo, el Hechicero de Hador, que había regresado inesperadamente de su viaje a la Corte del Rey Carmesí.

- Señor… nosotros no… – Contestó la figura femenina de diminutas dimensiones intentando aplacar la furia de su señor.

- ¡Basta! Os dejo unas lunas solos y ya os creéis en el derecho de invadir mis estancias. -El Hechizero se acercó lentamente.-Yo no os he tratado mal, pero os habéis aprovechado de ese privilegio para abusar de mi buena hospitalidad.

- Pero… – increpó el duendecillo masculino en defensa de los dos - …no teníamos intención de hacerle sentir ofendido, fue un juego, sólo eso, yo… –  El Hechicero cortó sus palabras con un movimiento de su mano.

- Habéis abusado de mi confianza y pagaréis por ello.-Aseguró el Hechicero mientras invocaba a la magia insondable, mientras que una sombra apagaba las luces del salón.- De todas formas, no seré malvado con vosotros-Añadió con una siniestra sonrisa.- Me habéis sido de gran utilidad durante el tiempo que habéis estado a mi lado y habéis aliviado el sentimiento de soledad que siempre me ha invadido.

El mago lanzó un conjuro al aire y una nube de polvo dorado envolvió a los dos duendecillos, arrastrándolos hacia una caja de escasas dimensiones. Sus cuerpos se tensaron y adquirieron rigidez, adoptando una postura graciosa. Los había convertido en figuras. Luego los posó en el centro de una plataforma, enfrentados el uno al otro y cogidos en postura de baile.Con un gesto de las manos, el Hechicero dotó a la plataforma de aspecto circular, de capacidad para girar y, en su centro, girarían las figuras.

Como guinda final de aquel pastel, puso música a su alrededor, la misma que había sonado cuando descubrió a los enamorados danzando en el salón. 
Su magia impregnó la caja y, siempre que estuviese abierta sonaría aquella música mientras los duendes bailaban al son de las dulces notas musicales. Mientras estuviera cerrada estarían condenados a la oscuridad y al más absoluto silencio. Pero a la noche siguiente al abrir la caja, el gran Mago la encontró vacia...
Y es que habia obviado un Poder aún mas grande que la magia insondable,un poder que mueve montañas y vence incluso a la muerte... 
Se había olvidado del Poder del Amor... 
Asomandose a su ventana, el Hechicero observó como se alejaban las dos figuras, abrazadas y dirigiéndose hacia el ocaso, rodeadas de una aureola de poder, un poder que estaba mas allá de su dominio...


Así, sin saberlo, cada vez que abrimos una caja de música, liberamos a sus habitantes de la esclavitud que antaño les fue impuesta y les damos la oportunidad de volver a disfrutar de aquel último baile. Mientras esté abierta y dure la música, la magia permanecerá entre nosotros...

La magia de un Amor Verdadero...

viernes, 7 de enero de 2011

Una piedra, una hoja, una puerta ignota


Suena el despertador, sacándote de ese sueño profundo en el que todo es posible.
Abres lentamente los ojos y miras alrededor. Otro día más, piensas...Te levantas, te aseas,desayunas... toca volver a la rutina diaria...
Llamas al ascensor y te diriges luego a la parada de autobús que te llevará a la biblioteca...De pronto alguien te da un golpecito amistoso en la espalda...Te giras y no reconoces a esa esa persona... hasta que te sonríe...
-¿No te acuerdas de mi? -dice la chica con una sonrisa picara. Y en un instante... recuerdas...
Recuerdas momentos pasados, risas, alegrias , travesuras...
Y le devuelves la sonrisa... Y ella se rie y te abraza...
-¡ Madre mía David...cuanto tiempo...!-dice, mirandote con ojos chispeantes.
Y tu interiormente piensas que habrás hecho para que sus ojos, despues de tanto tiempo, se le iluminen de esa manera al verte.

Así los dos os dirigis a la parada de autobús.
-¿Recuerdas aquella vez que...?.-Dice, os mirais y reis. Sobran las palabras, el tiempo no existe. Y piensas que Dios te sonrie desde algún lugar. 
¿Otro dia más?
No, Él hace nuevas todas las cosas...
El ayer pasó, el mañana aún no ha llegado...
En este momento, en este instante, eres feliz...Has reencontrado a una amiga del pasado...
Y el viento trae consigo la alegría de los angeles...

miércoles, 5 de enero de 2011

La Rosa y la Daga (II PARTE)



En víspera de la noche de Reyes, os dejo la segunda entrega de mi manuscrito. Espero que os guste. ¡ Que disfrutéis de una bella noche de Epifanía  XD!

"Los dedos de Christine recorrieron dulcemente su rostro.
-Eres… hermoso- Murmuró mientras se acercaba mas a él.
-No sabes lo que dices.-Respondió la Sombra.
-No…eres tú…el que no sabe.-Contestó Christine mientras posaba sus labios en la cicatriz de su mejilla.
La Sombra sintió como un escalofrío le recorría de arriba abajo. Christine le miró fijamente a los ojos y sonrió avergonzada.
-¿Qué ocurre?... ¿Tienes… miedo?-Preguntó con media sonrisa La Sombra.
Christine se mordió un labio y contestó cabizbaja:
-Si…creo que si…
El pasó lentamente el brazo por su cintura y tocándole la barbilla, la obligó suavemente a mirarle a los ojos. Christine se sorprendió perdiéndose en los abismos de esos iris misteriosos, mientras un dulce calor recorría su cuerpo, cubriendo sus mejillas de un color granate.
-Nunca dejaría que te ocurriese nada…-Susurró la Sombra mientras acariciaba suavemente su cabello. 
Una ráfaga de aire frío recorrió la instancia, apagando las llamas de los cirios.
La Sombra, sin decir nada, se despojo de la capa y la puso sobre los hombros de Christine.
-En Valencia las noches de invierno son frías, cúbrete.
Cristine no respondió. Sobraban las palabras. Lentamente acercó su rostro al de la Sombra, siento que su corazón iba a estallar en su pecho de un momento a otro. La Sombra permaneció inmóvil, mirándola fijamente. Ella volvió a extender su mano y tocó con delicadeza su rostro. Estaba caliente y era suave al tacto. Al cabo de unos momentos, La Sombra giró la cara y retrocedió un paso.
-No …puedo…no debo…-Musitó lentamente para si, mientras posaba una mano sobre el piano.
Christine lo miró extrañada y un poco dolida.
-No entiendo… ¿Qué es lo que no puedes? ¿Porque dices que no debes?
La Sombra avanzó un paso y cogió suavemente su mano.
-Si hago lo que desea tu corazón, si cumplo lo que ansia el mio…
Si me dejo arrastrar por mis sentimientos…Te haré daño…Y eso es algo por lo que no estoy dispuesto a pasar…
Christine lo miró sorprendida.
-¿Porqué dices eso?
La Sombra apoyó sus manos sobre sus hombros desnudos y suspiró.
-No es mas la sombra de una ilusión lo que tu corazón anhela…jamás podría darte lo que quieres de mi...Tu eres humana, y yo soy…
-Tan solo una Sombra…-Completó Christine.
-Si…-Corroboró él mientras se tocaba lentamente la máscara que cubría parte de su rostro.- Tú…mereces algo mejor…mereces a alguien capaz de darte una vida normal…
-Pero yo lo único que quiero es tu amor.-Respondió Christine.- Lo demás, no importa…
-Mi amor…-Repitió la Sombra.- …es tuyo…Siempre lo ha sido y siempre lo será…No puedo darte algo que ya te pertenece…
-Entonces…demuéstramelo.-Dijo Christine.-Dame aquello que me pertenece…bésame.
- ¿Es lo que quieres?-Preguntó la Sombra mientras la estrechaba contra su cuerpo.
-Es lo que quiero.-Respondió Christine mientras su rostro iba en busca de sus labios.
La Sombra se inclinó y posó, primero suavemente, y luego con pasión, sus labios sobre los suyos.Christine al principio se dejo besar... pero después le devolvió los besos y lo besó casi con furia."