domingo, 9 de enero de 2011

La Caja de Música


La noche estrellada iluminaba suavemente las sombras del inmenso salón. Dos siluetas se movían entre los jirones de luz que se colaban entre las inmensas cristaleras,bailando en el aire, realizando piruetas y lindas cabriolas. A su paso dejaban una preciosa estela luminosa de polvos mágicos. 
Eran dos pequeñas figuras las que se deslizaban ágilmente por la inmensidad del vacío. Una preciosa dama de pelo anaranjado como el fuego, largo y sedoso, que cubría dos maravillosos ojos enmarcados en un bello y afirmado rostro de blanca tez. La otra figura, un apuesto galán de tez morena y ojos grandes y oscuros.
Y allí estaban los dos, batiendo sus maravillosas alas, como mariposas al inicio de la temporada estival, deslizándose y sorteando los obstáculos de la sala majestuosa con gran facilidad.
Sus vestimentas eran muy elegantes. Ella llevaba un hermoso vestido blanco anacarado, largo, con encajes en la parte superior y unos delicados bordados en su costura. Él, una sencilla camisa de lino bajo un espléndido traje negro.
Una cautivadora música sonaba como fondo de su acrobático baile, una melodía triste por su dulzura, casi hipnótica… 

Danzaba la pareja de aquí para allá, posesos por la delicada sucesión de compases llenos de matices sugerentes y melódicos.
El salón, adornado de frágiles lámparas de araña de bohemia, brillaba con cegadores destellos luminosos y bañaba de luz todo el entorno. Las cortinas, de un acabado impresionante, se deslizaban a lo largo de toda la pared. 
Toda la estancia era una mezcla de colores de tonos suaves y acogedores, tonos blancos, rosados, amarillos, grises azulados, claros y agradables a la vista. 

Y allí estaban. Solos. Ejecutando una misteriosa danza llena de una belleza perdida. 
La magia brotaba por cada uno de los rincones del silencioso salón. Pero sólo bastó un instante para que toda aquella alegría se viera frustrada por un intenso y estruendoso golpe…

- ¡Alto criaturas inmundas! - Resonó una voz que retumbó en la sala de baile. 

Era la voz de su amo, el Hechicero de Hador, que había regresado inesperadamente de su viaje a la Corte del Rey Carmesí.

- Señor… nosotros no… – Contestó la figura femenina de diminutas dimensiones intentando aplacar la furia de su señor.

- ¡Basta! Os dejo unas lunas solos y ya os creéis en el derecho de invadir mis estancias. -El Hechizero se acercó lentamente.-Yo no os he tratado mal, pero os habéis aprovechado de ese privilegio para abusar de mi buena hospitalidad.

- Pero… – increpó el duendecillo masculino en defensa de los dos - …no teníamos intención de hacerle sentir ofendido, fue un juego, sólo eso, yo… –  El Hechicero cortó sus palabras con un movimiento de su mano.

- Habéis abusado de mi confianza y pagaréis por ello.-Aseguró el Hechicero mientras invocaba a la magia insondable, mientras que una sombra apagaba las luces del salón.- De todas formas, no seré malvado con vosotros-Añadió con una siniestra sonrisa.- Me habéis sido de gran utilidad durante el tiempo que habéis estado a mi lado y habéis aliviado el sentimiento de soledad que siempre me ha invadido.

El mago lanzó un conjuro al aire y una nube de polvo dorado envolvió a los dos duendecillos, arrastrándolos hacia una caja de escasas dimensiones. Sus cuerpos se tensaron y adquirieron rigidez, adoptando una postura graciosa. Los había convertido en figuras. Luego los posó en el centro de una plataforma, enfrentados el uno al otro y cogidos en postura de baile.Con un gesto de las manos, el Hechicero dotó a la plataforma de aspecto circular, de capacidad para girar y, en su centro, girarían las figuras.

Como guinda final de aquel pastel, puso música a su alrededor, la misma que había sonado cuando descubrió a los enamorados danzando en el salón. 
Su magia impregnó la caja y, siempre que estuviese abierta sonaría aquella música mientras los duendes bailaban al son de las dulces notas musicales. Mientras estuviera cerrada estarían condenados a la oscuridad y al más absoluto silencio. Pero a la noche siguiente al abrir la caja, el gran Mago la encontró vacia...
Y es que habia obviado un Poder aún mas grande que la magia insondable,un poder que mueve montañas y vence incluso a la muerte... 
Se había olvidado del Poder del Amor... 
Asomandose a su ventana, el Hechicero observó como se alejaban las dos figuras, abrazadas y dirigiéndose hacia el ocaso, rodeadas de una aureola de poder, un poder que estaba mas allá de su dominio...


Así, sin saberlo, cada vez que abrimos una caja de música, liberamos a sus habitantes de la esclavitud que antaño les fue impuesta y les damos la oportunidad de volver a disfrutar de aquel último baile. Mientras esté abierta y dure la música, la magia permanecerá entre nosotros...

La magia de un Amor Verdadero...

2 comentarios:

  1. Muy bonito :)

    Yo no se como puedes escribir después del rebentón de la biblioteca, a mi me cuesta hasta encender el portatil... porque te he dicho que lo leería sino... xD

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  2. jaja ya ves ;D!!bueno que conste que el texto ha sido pre-rebentón biblioteca, porque ahora no podria hilar mas de dos frases seguidas XD
    Por cierto... ¿que tal han ido las rebajas ;)??
    PD: me alegro muxo que te haya gustado!! y mil gracias por el esfuerzo jaja XD

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